Si hay un proyecto en el que me haya dejado la piel en todos los sentidos,

es sin duda en nuestra cocina. No porque en los demás no lo hubiese intentando hacer

lo mejor posible sino porque en este he dejado volar mi imaginación

en cuanto a criterios estéticos

y nos hemos arriesgado a probar todo tipo de técnicas de reformas sin obras grandes, y digo grandes porque al final siempre hay obras, y porque realizamos personalmente el 90%

de todo el proyecto.

Todo empezó con un terrible apaño que nos hicieron al tener que cambiar la caldera. Acabamos 

con una viga que atravesaba de lado a lado la cocina, nos dejaba la tapa de la persiana partida por la mitad y las puertas del mueble inservible, que ya era feo el pobre, y además la

maravillosa caldera a la vista, vamos, monísimo todo.

Convivimos así durante un año, no sé ni como fui capaz, hasta que empecé a ver reformas en pinterest de gente que transformaba cocinas horrendas en cocinas ideales y solo con un poco de pintura!

Al final cambiamos muchísimas cosas para que el efecto fuese el que me imaginaba.

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