fall in love
Empiezo esta historia de verano con una reflexión personal.
La de pararme a pensar un poquito en es esas pequeñas cosas que me hacen feliz cada día.
Porque es verdad´que me encantan las cosas especiales y que cuestan dinero.
las que creo que necesito por todos los medios.
Sueño con las joyas antiguas, los muebles con solera, las vajillas de porcelana,
la artesanía, las revistas de moda, viajar, el arte, los accesorios...
Pero también es verdad que valoro y me encanta disfrutar de esos
detalles que no cuestan dinero sino un poquito de observación.
Siempre me fijo en:
Los olores...
a café recién hecho,
a la canela en el chocolate,
al cacao puro,
a la hierba al amanecer...
Las sensaciones...
de dormir en sábanas recién planchadas,
la de despertarse con los rayos de sol por la mañana,
la de sentarme a leer mi revista favorita...
Los detalles...
como el hecho de preparar la mesa para desayunar,
encender luces tenues al anochecer,
preparar un regalo con esmero, reordenar la librería...
y de las cosas que más disfruto
son sin duda las flores.
Y es que tienen olor, color, textura, forma...
Ese ratito al llegar a casa que le dedico a
cortar los tallos y escoger el jarrón... es para mí como para otra
persona el descorchar una botella de vino y abrir un buen queso.
De verdad que es un momento que disfruto muchísimo.
En invierno las tengo que comprar y se me complica la cosa
pero desde primavera ya las puedo recoger sin coste alguno en el campo.
El hecho de salir a dar un paseo y cortarlas,
ver como el tipo de flor es distinto en febrero que en junio,
es de lo más gratificante.
Es curioso porque lo que para los agricultores consideran hierbas malas o plagas,
a mi me parecen maravillas de la naturaleza al alcance de cualquiera.
Estas flores blancas que yo suelo mezclar con flores
de jardín se llaman "milenrama", achillea o "flor de pluma".
Las que tienen
forma de pompón
son flores de "trébol rojo".
La de color rosa
es mi flor silvestre favorita,
y se llama
"malva moschata".
A las blancas
y planas se le conoce
vulgarmente
como "nabo del diablo"
y este año me las he
encontrado también
de color rosa.
-TODO LO DEMÁS-
Estas historias surgen de pequeños detalles que me apetece compartir o
utilizar pero que siempre esperan al momento indicado en el que todo tiene sentido.
Este vestido me enamoró por lo delicado de su estampado campestre.
Sencillo en cuanto a silueta, me recordó a la indumentaria amish, a "Mujercitas",
a los papeles de pared antiguos... me pareció simple y maravilloso, llamadme loca.
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Y entonces se me vinieron a la cabeza las dalias blancas del jardín de mi madre,
las flores rosas que veo cada fin de semana de camino al campo y esos ramitos de flores
que tenían las hojas perfumadas que cambiábamos en el colegio.
Y recordé también lo ideal que era un cestito de latón por el que había
esperado toda la temporada y que por fin me había comprado en las rebajas de verano.
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Flores, algodón y cestos... ¿suena bucólico, no?
A veces las cosas más sencillas son la primera inspiración de algo más grande.
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Estas imágenes con este halo tan romántico se las quiero
dedicar a la persona que está detrás de ellas:
-Esta semana hacemos quince años juntos.
Desde entonces no has dejado de darme confianza y de creer en mí.
Gracias por acompañarme en cada proyecto
y por no juzgarme en cada idea extravagante que se me ocurre.
Gracias por permitirme soñar cada día,
sé que no es fácil.
Gracias por disfrutar de las pequeñas cosas conmigo,
ya que de las grandes siempre es más sencillo;
y por reírte cada vez que ves hormigas en la entrada,
lo sé,
las flores tienen algunos inconvenientes.
Contigo es más fácil ser yo.
Te quiero.-
-DETAILS-
Estilismo y makeup: Anita Martínez
Fotografía: Daniel Cobas
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Localización:
Santeles, A Estrada.
Vestido: Mango
Sandalias: Guess
Pendientes. Vintage
Bouquet: Handmade
Bolso: Zara
A N I T A M A R T Í N E Z
A Estrada - 26 de julio de 2018